dimecres, 28 de febrer del 2007

¿Estamos en contra de la NBA?

Columna publicada a Expansión


La ortodoxia económica nos dice que el salario que recibe un individuo por su trabajo es equivalente a su productividad marginal. Y que esta productividad depende a su vez de las capacidades del empleado; así, a más formación o a más experiencia, más sueldo.

Pero la realidad no responde a estos preceptos microeconómicos. Muchos salarios, sobretodo los más elevados, también se explican por sistemas de incentivos concretos, para evitar la fuga a la competencia, para primar la capacidad de decisión y de asumir riegos y por el hecho que vivimos en un entorno de competencia global (lo que se llama el efecto superestrellas o NBA). Si Penélope Cruz fuera la actriz española mejor pagada hace cincuenta años ganaría mucho menos –en términos relativos- que ahora, que trabaja en Hollywood y es portada de las revistas de medio mundo.

Pero incluso así, habría que preguntarnos si nos estamos alejando demasiado de lo que dice la teoría. Durante buena parte de la segunda mitad del S.XX los ‘altos ejecutivos’ ganaban, en Estados Unidos, 40 veces más que la media de los salarios. Ahora ganan 110 veces más. Así que si ya era difícil justificarlo en términos de productividad cuando multiplicábamos por cuarenta, ahora resulta incluso ofensivo. Aquí en España los absolutos son menores, pero la tendencia es la misma…como en el resto de Europa.

Incluso el hermano del Presidente Bush –que puede despertar poca sospecha entre los amantes del mercado- se ha mostrado preocupado ‘si los sueldos de los ejecutivos permanecen tan altos y sin estar ligados a resultados, se acabará minado la confianza de la gente en el capitalismo’.

Y esto viene acompañado de un estancamiento de los salarios reales para la gran mayoría de trabajadores. En Estados Unidos y Europa pero también aquí en España dónde, según el indicador laboral de Comunidades Autónomas elaborado por IESE, en los últimos nueve años los españoles no han mejorado su poder de compra.

Señalaba The Economist en un informe especial sobre la paga de los ejecutivos que el problema es que si los trabajadores en general dejan de percibir las ganancias de la globalización porqué sólo se las llevan unos pocos, la globalización tendrá problemas políticos graves y habrá un retroceso de las reformas liberalizadoras.

Pero este tipo de argumentos son claramente insuficientes, al menos desde una perspectiva progresista. La discusión tiene que ir más allá de la mera óptica bismarckiana según la cual una estrategia de reforma ganadora sólo es tal si se consigue ‘incluir’ a las clases medias. Nos tendríamos que atrever a abrir viejos debates que no por viejos son menos válidos. ¿Cuál es el reparto de riqueza que consideramos justo como sociedad? ¿Qué share del PIB entre capital y trabajo consideramos adecuado? ¿Cuánta discrepancia estamos dispuestos a aceptar entre la evolución del PIB y las ganancias reales de bienestar? ¿Qué alejados pueden estar los salarios de los ejecutivos de su productividad real?...preguntas todas ellas dirigidas a dilucidar lo que nos concierne a todos: la optimización de la función de bienestar social de nuestra sociedad.

dimarts, 27 de febrer del 2007

Polítiques d'Esquerres

Article publicat a el singular digital


Fa temps que les esquerres catalanes hem trencat el mite segons el qual les polítiques de suport a les famílies, la seguretat o el civisme no són temes de la nostre incumbència. Tot el contrari! En els darrers anys hem entès que són justament aquestes polítiques les que estan a la base dels valors de llibertat i justícia social que hem defensat sempre.

Això no vol dir, com és obvi, que no hi hagi diferències en les polítiques de seguretat o de suport a les famílies que es propugnen des de dreta i esquerra. N’hi ha i moltes! I des de l’acció empresa pel govern catalanista i d’esquerres aquestes diferències s’estan notant.

Les dretes ens volen imposar un model concret de família, ‘el correcte’, el tradicional. Un model que no tan sols és irreal, sinó que és injust. Nosaltres creiem en la diversitat familiar i la reconeixem a nivell institucional. Família són també les mares soles, els homosexuals amb un nen adoptat, les parelles que no han passat ni per l’església ni pel jutjat....i afortunadament així ho reconeix l’article 40.2 del nostre Estatut, aprovat amb l’oposició de CIU i PP.

La passada legislatura ja vàrem fer molta feina en aquest àmbit. Vàrem incrementar l’import de la prestació universal per infants a càrrec de 0-3 i vàrem equiparar el tractament de les famílies nombroses (que reben les prestacions de 0 a 6) a les famílies monoparentals, vàrem dissenyar el Mapa de Llars d’Infants de Catalunya (2004-2008) amb un import assignat de 150 M€, vàrem pactar amb un total de 283 Ajuntaments la creació de 26.000 noves places d’escola bressol, vàrem augmentar espectacularment el pressupost del programa “Viure en Família” dels 12,2 M€ destinats el 2003 als 122 milions de 2005, arribant a 50.000 persones amb dependència, ... vàrem –en definitiva- treballar per oferir a les famílies un ‘paquet’ de serveis, prestacions i mesures que actuïn en tots els àmbits que els afecten.

Quan encara no fa ni 100 dies de la seva presa de possessió, la nova Consellera d’acció social i ciutadania, Carme Capdevila, ja ha enunciat una nova política que reforça l’acció realitzada en aquest àmbit. Una nova política que equipara en tots els aspectes el tractament de les famílies monoparentals al de les famílies nombroses. Una nova política que beneficiarà a gairebé 250.000 famílies catalanes.

Això són polítiques d’esquerres. Polítiques que rauen en una concepció vertaderament laica i moderna de la societat i en una aposta pel servei públic de qualitat. Polítiques diametralment oposades a les de la dreta, que volen imposar una concepció ‘moral’ de societat i que aposten pel ‘que s’espavili qui pugui’...o és que ja no ens en recordem del xec de 1000€ per fill del Sr.Mas que ho anava a solucionar tot?

dimecres, 14 de febrer del 2007

Democracia y cinismo

Columna publicada a Expansión


Los ciudadanos: El otro día, mi amiga L me recriminaba diciéndome que cómo es posible que –en sus palabras- la televisión pública haya pagado nosecuantos millones a Carmencita Martínez Bordiu por participar en un programa de televisión. R, maestra de profesión, me increpó pidiéndome cómo podíamos permitir que la escuela pública estuviera tan degradada. Y el señor J, llamó a la tertulia en la que participo los miércoles para preguntarme -con retintín- si había algún político pobre.

Ninguno, dije yo. Faltaría más! Y tampoco ninguno millonario. Respuesta cortante, reflejo de la incomodidad que supone tener que defenderse a uno mismo.

Que quede claro que no me quejo de que los ciudadanos vehiculen sus inquietudes a través de los que nos dedicamos formalmente a la política, faltaría más! En parte, para esto estamos y para esto nos pagan.

Pero esto no impide una reflexión más general y de una dimensión distinta. L mira cada lunes ‘Mira quien baila’, R hace veinte años que no prepara ni adapta sus clases y el President de la Generalitat gana una ínfima parte del sueldo del director de una gran empresa. Parece pues –y digo parece porque estos temas siempre son resbalosos- que la sociedad encarga a la política, a la escuela, a sus instituciones sociales en general, toda una serie de valores que ella misma no sólo no practica sino que muchas veces destruye.

¿Es normal este cinismo?

Los políticos: aquí es todavía más fácil encontrar ejemplos. Recientes, como el lamentable espectáculo dado por algunos dirigentes del PP en las grietas ocasionadas por las obras del AVE o más generales, como ver el número de promesas incumplidas por todos los partidos políticos cuando gobiernan o los falsos debates generados para y por su endogamia.

A veces pienso en mi abuelo, que vivió sus mejores cuarenta años en dictadura, y todo y ser un hombre extraordinariamente sensato e informado, opinaba rara vez y con poca contundencia. Se había formado en el miedo y en el desprecio a los suyos. La democracia nos trajo la libertad y con ella la voz. Pero no nos ha traído con la misma intensidad la responsabilidad…ni a unos, ni a otros; signo de la inmadurez de nuestra cultura democrática.

El descrédito de los políticos es un problema. Sí. Pero es un problema de todos, también de los ciudadanos. Porqué unos no son sin los otros, porqué unos también son el relejo de otros, porqué una unión nunca puede ser unilateral, por definición.

Para el bien de todos, tendríamos que hacer una especie de tabula rasa e intentar que los políticos traten a las personas como lo que son, adultos, y que por consiguiente los ciudadanos se sientan exigidos de responsabilidad hacia la esfera pública. Un pacto entre adultos, nada más, pero tampoco menos!

dimarts, 13 de febrer del 2007

Més enllà de Salomó

Article publicat al Singular Digital


Un dels reptes més importants que te avui en dia la política és saber transmetre missatges senzills sobre una realitat que és cada dia més complexa. Ara bé, sempre que la simplificació no desvirtuï l’objecte en si; hi ha vegades que la complexitat no admet dreceres.

Crec que això és una mica el que ha passat amb el tema de plantejar recursos al Tribunal Constitucional sobre el Decret d’Ensenyaments Mínims i sobre la Llei de Dependència. On, com és ben sabut, el govern ha interposat recurs en el primer cas però no en el segon i això s’ha intentat vendre per part de la oposició com una mera decisió salomònica, que respon a equilibris entre els socis de govern amb el conseqüent perjudici per Catalunya. Argumentació que caricaturitza els fets sense respondre, en cap cas, a la realitat.

L’educació, juntament amb la sanitat i la seguretat social, és un dels tres pilars del nostre model social. Un model social que ens identifica, un model social que està a la base del nostre patriotisme. Un model que està especificat a la Constitució de 1978 i que en el procés de construcció de l’estat de les autonomies es va convertir, pel cas de l’educació, en una competència compartida. Un model que ara, el 2007, és suficientment sòlid com per admetre ‘conflicte’. O dit d’una altra manera, Catalunya ha d’utilitzar tots els instruments al seu abast per fer un esforç de delimitació competencial en un tema tant clau com és l’educació. I això és el que vol dir el conflicte positiu de competències que s’ha interposat: defensa aferrissada de les competències catalanes i el màxim de clarificació possible quan les competències són compartides amb l’Estat.

Però no estem davant del mateix cas pel que respecta a la Llei de Dependència. Estem parlant de desenvolupar el quart pilar del nostre model social, un quart pilar que el 1978 no es va incorporar a la Constitució però que ara el 2007 amb l’elevat envelliment de la població i la incorporació de la dona al mercat laboral es fa necessari si volem preservar el valor de justícia social en el que es basa el nostre estat de benestar. Ningú posa en dubte- faltaria més!- que els serveis socials són competència exclusiva de les comunitats autònomes però és que amb la Llei de Dependència no estem parlant de més o menys assistència social sinó de donar el primer pas cap al reconeixement d’un dret subjectiu d’abast universal. Per tant, la discussió no es pot reduir a veure si hi ha prou base jurídica al fonamentar-se la Llei en l’article 149.1 de la Constitució ( si s’hagués fonamentat en l’article 149.3 que dóna a l’Estat competències exclusives en temes nous ja no hi hauria discussió?) i ha de prioritzar el fet que estiguem davant d’un nou dret, i ja no pels 200.000 catalans que se’n beneficiaran sinó pels milions de ciutadans que desitgem viure en una societat amb el dret a l’autonomia personal.
Diu la Bíblia que Salomó era un home savi i just. Afortunadament per tots nosaltres, la democràcia ens ha permès dotar-nos d’una altra noció de justícia, segurament més complexa però també molt més articulada...per molt que alguns intentin ignorar-la.

dilluns, 12 de febrer del 2007

Qui corre a destemps, ensopega

Article publicat a El Singular Digital


En aquest 2007 que tot just comença, Catalunya està engegant una nova etapa. En primer lloc, per la consolidació del projecte d’esquerres i catalanista. I més important, perquè amb el nou Estatut hem fet un salt qualitatiu en el nostre autogovern.

Dos canvis avalats per una majoria democràtica, la de l’1 de Novembre i la del 18 de Juny. Dos canvis que estan intrínsecament relacionats perquè és el govern de Catalunya qui té la màxima responsabilitat, davant tots els ciutadans, per desplegar l’Estatut, per treure-li el màxim potencial, per convertir-lo de facto en l’instrument més potent que ha tingut mai un govern català per fer polítiques al servei de la gent.

Però hauríem de ser, tots, molt curosos a l’hora d’interpretar aquesta relació ‘forçosa’. Ho dic, sobretot, pels que estan sota el fred de l’oposició; haurien de mirar de no caure en l’error de pensar que estan fent oposició –necessària- al govern i acabar fent d’oposició al país.

En aquests dos mesos, l’acció de govern pel que respecta al desplegament de l’Estatut ha estat efectiva i escrupulosa:

El dimarts 23 de Gener el govern va aprovar el projecte de llei de creació de l’agència tributaria de Catalunya. Complint els terminis per a que la Llei es pugui aprovar al Parlament abans del 9 d’Agost de 2007, tal i com marca l’Estatut.

Avui, 6 de Febrer es crearà la Comissió Mixta d'Afers Econòmics i Fiscals Estat-Generalitat. En el termini de sis mesos contemplat a la disposició final tercera de l’Estatut.

I en aquest trimestre el govern crearà la Comissió Bilateral establerta a l'article 183, la Comissió d'Inversions en infraestructures, establerta a la Disposició addicional tercera i remetrà al Parlament el projecte de Llei que crearà el Consell de Garanties Estatutàries. Tres temes claus on l’Estatut no fixa terminis.

Per tant, rigor en el compliment dels terminis i una voluntat explícita de desplegar l’Estatut amb el temps i la fermesa necessària.

El que és –per no dir una altra cosa- una incògnita és a qui es pensa CIU que beneficia amb aquesta estratègia d’intentar erosionar el Govern de la Generalitat en el tema del desplegament estatutari. Haurien d’anar en compte. Qui corre a destemps, ensopega.