divendres, 20 d’abril del 2007

El Estado, ¿Papá o Canguro?

Columna publicada a Expansión

Desde la caída del muro y el auge del neoliberalismo, pocos defienden ya la idea del estado paternalista. Desde izquierda y derecha se asume que es el individuo –si está en plenas facultades- quien debe decidir lo que es mejor para su vida, siempre que sus acciones no perjudiquen al otro.

En estos albores del S.XXI no esta claro, sin embargo, que el individualismo radical continúe en boga y se aprecian signos que el estado ‘cuidador’ está volviendo a nuestras sociedades; un cuidador de mayor o menor intensidad pero cuidador al fin y al cabo…porque como decía Hegel, todo retorna, avanzando.

Veamos:

Por lo que respecta a la versión más intensiva del término, o lo que llamo Estado-padre, tenemos aquí en España, claros ejemplos. La Ley del tabaco, el endurecimiento de la Ley de tráfico, la ahora fallida Ley del vino o la no discusión sobre la continuación de la Ley antidrogas. Por mucho que te guste fumar, o beber, o sentir el viento en tus cabellos cuando vas en moto, y por mucho que al hacerlo no se perjudique a nadie, el Estado considera que no es bueno para ti.

Pero lo realmente novedoso es todo lo que respecta a la versión más suave del paternalismo, o lo que llamo Estado-canguro. Aquí el paternalismo no tiene tanto que ver con decir ‘yo estado se lo que es bueno para ti y te fuerzo a hacerlo’ sino con decir ‘tu individuo sabes lo que es mejor para ti pero como no siempre tomas la decisión correcta yo estado te ayudaré a hacerlo’. Un ejemplo de esta política es lo que hacen en algunos estados de USA con los jugadores compulsivos. Ellos mismos tienen la opción de autoexcluirse y poner su nombre en una lista que evitará que puedan entrar en ningún local de juego. Si fallan y acaban entrando, el estado los condena.

Es el clásico caso de autocontrol de Ulises cuando pidió que le ataran al mástil de su barco para no sucumbir al canto de las sirenas, o el caso más cotidiano como cuando cuelgo una nota en la nevera que me recuerde que el chocolate engorda, por mucho que ya lo sepa.

Y para que estas reglas de autocontrol sean efectivas hay que dejarlas en mano del estado; porque exceptuando el caso estadísticamente irrelevante de los superhombres, el resto de los humanos primamos a menudo el deseo en el corto plazo y si el sector privado ve una oportunidad de lucro en el cumplimiento de este deseo, lo llevará a cabo; como es obvio. Siguiendo con el ejemplo de USA, los locales de juego no tenían ningún inconveniente en readmitir a un nombre de la lista de autoexcluidos que en aquel momento había cambiado de opinión justamente por continuar siendo un jugador compulsivo.
Es difícil estar en contra de esta nueva tendencia paternalista, en sus dos versiones. La primera porqué prima tu bienestar individual pero también el colectivo, menos accidentes, menos drogodependientes, menos cáncer de pulmón. La segunda porque prima tu bienestar individual ayudando a tomar tus decisiones libre y racionalmente…en versión papá o en versión canguro, el Estado vuelve a estar de moda