dimarts, 13 de març del 2007

Los retos económicos del 2007 o el relato de la estabilidad vulnerable


Article publicat a EL PAIS

La palabra crisis ha desaparecido de nuestro vocabulario cotidiano. Y no porque nos haya dado por ahí, es un hecho que la economía catalana va bien. En el 2006 el PIB, su indicador por excelencia, creció a una tasa del 3.6%, muy por encima de la media europea (2.6%) y acortó el diferencial con el crecimiento español. Se han creado más de 400.000 puestos de trabajo del primer trimestre del 2003 al cuarto de 2006 y la tasa de desempleo, al 6.6%, está en mínimos históricos. Y lo que es más importante, en términos de PIB por cápita, Cataluña está por encima de países como Gran Bretaña o Alemania, cosa impensable hace una década.

El gobierno ha hecho su trabajo. Como gestor y como agente diferenciado que tiene potestad para influir sobre las condiciones marco. Un trabajo –no nos confundamos- que no es hacer que la economía vaya bien o mal, pero sí crear el entorno necesario y adecuado, hacer de impulsor ahí dónde más se necesita y facilitar las condiciones para que se pueda funcionar a pleno rendimiento.

El gobierno ha hecho bien su trabajo como gestor. El presupuesto de la Generalitat, que ha aumentado hasta los 30.000 millones de euros en el 2006 (de 17.500 millones en 2003) se ha gestionado mejor. Durante los tres ejercicios de la pasada legislatura se redujo el déficit por cuenta corriente de 1264 millones de € en el 2003 a 250 millones de € en 2005, lo que nos lleva a pensar que el déficit cero prometido en el año 2007 podrá ser una realidad. No sólo se ha reducido el ritmo de endeudamiento sino que se ha refinanciado, nos sale más barato. Y lo que es más importante, la inversión ha aumentado significativamente. A 691 euros per capita en el 2006 estamos ante la inversión por habitante mayor de nuestra historia. Además, se ha hecho un importante ejercicio de ‘accountability’ con el cambio de orientación hacia el presupuesto por programas, que aumenta la transparencia del proceso en sus distintas etapas y lo convierte en una herramienta de optimización de la eficiencia en la asignación de recursos públicos. La mejora substancial de las finanzas así como la política de buen gobierno han dado al país credibilidad ante el resto de administraciones públicas (autoexigencia primero si queremos exigir), ante los mercados financieros y ante los inversores en general.

El gobierno también ha hecho bien su trabajo como facilitador. Sólo llegar al gobierno en el 2003 el Conseller Castells impulsó, en consenso con los agentes económicos y sociales, el acuerdo estratégico para la mejora de la internacionalización, la calidad de la ocupación y la competitividad de la economía catalana. La hoja de ruta de la política económica a seguir. La pretensión: la transformación de nuestro sistema productivo hacia uno basado en el conocimiento. Los instrumentos: 86 medidas concretas que van desde un aumento significativo del gasto en R+D+i a la mejora de pensiones e indicadores de cohesión social recogidos en la ley de prestaciones sociales. Medidas que representan, en conjunto, un presupuesto de 1562 millones de euros para 2006. Con mecanismos de seguimiento transparentes y exhaustivos -alabados unánimammente por todos los agentes participantes- el acuerdo tiene la importante ventaja de ir incorporando aspectos que tomen relevancia, como ha sido el caso del impacto de la inmigración en el mercado laboral o la apuesta por el trilingüismo.

Nada en el entorno económico hace pensar que el año 2007 que justo empieza sea muy distinto, con el mismo equipo económico al frente del Govern y con una previsión de crecimiento del 3.2%.

Sin embargo, en un entorno ya no sólo globalizado sino dónde las causas de los potenciales problemas están relacionadas entre sí, movimientos que escapan a nuestro control –como un ataque terrorista a petroleros en el estrecho de Malaca por ejemplo- añaden un factor de vulnerabilidad a la estabilidad imperante.

¿Cuáles son algunos de estos potenciales retos a los que nos podemos enfrentar?

Inseguridad energética: hay claros factores de inestabilidad política en las zonas ofertantes de petróleo y gas, las principales fuentes energéticas del mundo desarrollado, que pueden tener repercusiones –más que en el suministro- en el precio y provocar una contracción de la demanda, del dinamismo económico

Crisis en los mercados emergentes: Un aumento del precio de la energía puede afectar en mayor medida a las espectaculares tasas de crecimiento que están experimentando China e India y por ende al comercio mundial.

Inflación: Se han hecho esfuerzos desde el gobierno para contener la inflación en Cataluña, y todo que cerró diciembre de 2006 a un 2.8% (un buen dato si tenemos en cuenta que a diciembre de 2005 estaba a 4.6%) lo cierto es que supone un problema que se puede ver magnificado por esta dependencia energética.

Inflación y salarios: Una de las consecuencias de niveles de inflación más altos de los previstos es su efecto pernicioso sobre los salarios y la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Según el indicador laboral de CC.AA elaborado por IESE, en los últimos nueve años los españoles no han mejorado su poder de compra. Quizás se debería reabrir el viejo debate no tanto de si se crece o no, sino justamente de cómo se reparte este crecimiento.

Política monetaria restrictiva: Si la zona Euro cumple sus expectativas de crecimiento, es más que probable que el BCE continúe incrementando ligeramente los tipos. El efecto de una subida en una economía como la nuestra dónde los hogares están fuertemente endeudados puede ser problemática.

Lo dicho, flancos distintos pero altamente relacionados entre sí, que escapan al control del gobierno pero que pueden tener incidencia en los resultados y sobretodo en la percepción ciudadana de la buena marcha de la economía en el 2007.

La clave del éxito en el mundo de hoy en día es justamente la gestión de la interdependencia y eso pasa, seguramente, por una Europa más fuerte, más integrada políticamente y por unas instituciones internacionales más efectivas, con más gobernabilidad. Desde Catalunya no podemos cometer el error de pensar que estos no son nuestros problemas. La apuesta por la Euroregión, promovida por el President Maragall y continuada por el President Montilla, es un paso positivo en la toma de conciencia que más Europa ya no es más Europa ‘alla Monnet’ sino más Europa en el contexto económico del S.XXI. Pero no es suficiente. Debemos abrir un debate público y riguroso para construir un discurso desde Cataluña hacia el exterior y también un discurso más interno dónde participen todos los agentes económicos y sociales de igual a igual, dónde se abran sin miedo antiguos debates no resueltos, dónde se concrete el detalle de la estrategia reformadora y dónde se hable alto y claro de la España y la Europa que queremos.